Es difícil empezar, pero lo importante es
hacerlo. Eso significa que existe una intención, aunque muchas veces con eso
solo no alcance.
El camino se pone duro, se hace complicado.
Algunos dicen que la adversidad nos hace más fuertes, nos ensancha la espalda
para poder soportar con mayor hidalguía el porvenir.
Se dice también por ahí, que Dios no nos da
más de lo que podemos soportar y le rogamos que siendo así, no confíe mucho en
ello.
Sin embargo, casi se podría afirmar que
quienes carecemos de confianza somos nosotros mismos. Nos derrotamos sin
siquiera haber intentado. Crecemos en varios aspectos, pero al mismo tiempo
aumentan nuestros temores que se prenden en nuestra piel como una garrapata
imbatible.
Ya no somos niños, pero aún le tememos a la oscuridad. Contamos con la
seguridad y la firmeza suficiente a casa paso importante que damos, pero en el caminar cotidiano tropezamos una
y otra vez con aquella piedra. Parece un juego de
esos en los que cuando nos equivocamos tenemos que volver a empezar.
Debemos ser conscientes de que no vamos
a ser derrotados y es preciso que tengamos la certeza de que aún en la
adversidad hay algo que estamos ganando.
Ahora veo que la ficha está en mi
casillero, creo que es mi turno, me toca avanzar...
Luli * Galeano.-
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