lunes, 11 de junio de 2012

Marchita...

Aquella persona por la cual su corazón volvió a latir, es la misma que luego le marchitó el alma. Empapado de injusticia y egoísmo, se escudó tras la distancia y se marchó. Se fue y la dejó sin palabras, le arrebató cada letra, soltándole puñados de lágrimas.
Ella no hacía más que recordarlo en cada caricia, en cada abrazo, en cada despertar. Buscaba un porqué, al menos uno que le permitiera comprender, pero solo veía una valija repleta de incertidumbre.
Se esforzó para borrarlo de su memoria, se obligó a apagar cada recuerdo que se encendía constantemente a cada segundo. Y es que había sido feliz, por un momento lo fue. Pero no fue más que eso, un instante y un final.
Continuó, se paró, con firmeza volvió a encontrar su camino. Lo olvidó, aunque por momentos esa pregunta volvía a su mente, pero de un sacudón la borraba de su cabeza.
No creyó que volvería a saber de él, hasta que lo leyó, esas palabras que alguna vez le dijo volvieron a aparecer, pero ya no despertaron su corazón. La decepción a flor de piel, esa imagen viéndolo partir, le recordaron el segundo exacto en que su alma se marchitaba otra vez.
Lu* Galeano.-

jueves, 7 de junio de 2012

Tu mente en ella...

Te sentás como paralizado porque tu cuerpo está ahí, pero tu mente piensa en ella.
Salís a caminar entre tanta gente, caminás, pero pensás en ella.
Cruzás solitario la calle hasta sin mirar, porque tu cabeza, tus pensamientos le pertenecen.
Viajás, apoyás tu cabeza contra la ventana, parece que mirás un punto fijo, como si intentaras encontrar algo, pero la buscas solo a ella.
Sonreís, de repente sonreís y sabés porque, es porque la recordás, a cada instante te acordás de ella.
Tu mirada se pierde, tus ojos brillan, sos vos en tu máximo esplendor, y es que ella te da vida, sin quererlo te deja ser ese que sos.
Si supieras que ahí en donde la imaginás, ella también está.
Está porque te piensa, porque te mira, te sonríe, te imagina, te siente… en cada momento.

Lu* Galeano.-

martes, 5 de junio de 2012

Sonríeme...


Sonríeme. Que la vida se detiene en ese instante si lo haces.
Sonríeme. No me prives de esa maravilla que tan amablemente dibuja tu rostro.
Si me sonríes, todos mis sentidos comienzan a bailar alegremente en mi interior.
Porque tu sonrisa, si ese milagro cierra un perfecto acuerdo con tu mirada, no me atrevería a pedir más.
Sonríeme. Que si me sonríes, lo tengo todo.

Lu* Galeano.