Ella no hacía más que recordarlo en cada
caricia, en cada abrazo, en cada despertar. Buscaba un porqué, al menos uno que
le permitiera comprender, pero solo veía una valija repleta de incertidumbre.
Se esforzó para borrarlo de su memoria, se
obligó a apagar cada recuerdo que se encendía constantemente a cada segundo. Y
es que había sido feliz, por un momento lo fue. Pero no fue más que eso, un
instante y un final.
Continuó, se paró, con firmeza volvió a
encontrar su camino. Lo olvidó, aunque por momentos esa pregunta volvía a su
mente, pero de un sacudón la borraba de su cabeza.
No creyó que volvería a saber de él,
hasta que lo leyó, esas palabras que alguna vez le dijo volvieron a aparecer,
pero ya no despertaron su corazón. La decepción a flor de piel, esa imagen
viéndolo partir, le recordaron el segundo exacto en que su alma se marchitaba
otra vez.
Lu* Galeano.-